Hola Chiquis!!
Les acerco por acá el texto con el que hicimos la cronología por si necesitan reforzar algo. Besos
María Remedios del Valle, una mujer en el frente de batalla
María Remedios se enroló en el ejército porque estaba a favor de las ideas de la Revolución y dispuesta a pelear por ellas. En junio de 1810 partieron ella, su marido y sus hijos junto con el Ejército del Norte a combatir a los enemigos de la Revolución en el Alto Perú. Unos años antes María Remedios ya había demostrado su coraje en la defensa de la ciudad ante los invasores ingleses. En 1812 el general Belgrano asumió el mando del Ejército del Norte. Él pensaba que las mujeres que acompañaban a los ejércitos -y se ocupaban de cocinar,arreglar los uniformes o atender a los heridos- no debían participar en las batallas. Sin embargo, María Remedios logró que Belgrano la dejara combatir. “En el ejército todos la conocían, desde el primer general hasta el último soldado. Se dice que era una negra testaruda y valiente que todos admiraban y querían y que se jugaba el pellejo por defender aquello en lo que creía. María Remedios combatió en las batallas de Desaguadero, Tucumán, Salta, Vilcapugio y Ayohuma. En esta última batalla fue herida y cayó prisionera del ejército realista. Aun así, presa y herida, organizó la fuga de varios oficiales patriotas, pero fue descubierta y castigada. Unos días más tarde logró escaparse y siguió combatiendo” (Gonzalez y Segal, 2012). El general Belgrano le concedió a María Remedios el rango de Capitana del Ejército en reconocimiento a sus acciones y su valor. Además dispuso que se le diera una pensión para poder mantenerse. Así empezó a ser conocida como “la capitana”. En el campamento patriota también la llamaban “la madre de la Patria”. Cuando María Remedios volvió a Buenos Aires, era una anciana y estaba sola, porque sus hijos y su marido habían muerto en los campos de batalla. El escritor Carlos Ibarguren cuenta que vivía en un rancho en la zona de quintas de las afueras de la ciudad y que frecuentaba los atrios de las iglesias de San Francisco, Santo Domingo y San Ignacio, así como la Plaza de la Victoria, vendiendo pasteles y tortas fritas, o mendigando para poder sobrevivir. En 1826, María Remedios comenzó a reclamar la pensión que le había otorgado Belgrano. Aunque le correspondía por los servicios que ella, su marido y sus hijos habían prestado en el ejército, el gobierno no se la pagaba. Varios generales dieron testimonio de sus acciones en el frente de batalla y destacaron su bravura, su patriotismo y su espíritu de servicio. En 1827 la Cámara de Representantes de la Provincia de Buenos Aires le otorgó el cargo de Sargento Mayor. Se sabe poco de sus últimos años. El 16 de abril de 1835 Juan Manuel de Rosas, gobernador de Buenos Aires, la incluyó en la Plana Mayor del Cuerpo de Inválidos y le aumentó su pensión. Ella, para agradecer a quien la sacó de la miseria, cambió su nombre por María Remedios del Valle Rosas. Murió el 8 de noviembre de 1847